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El Amor como Camino para el Nuevo Tiempo

  • Foto del escritor: espiritugaspar
    espiritugaspar
  • 27 feb 2014
  • 3 Min. de lectura

“El amor no posee ni es poseído. Porque el amor es suficiente para el amor.

”Khalil Gibran – El Profeta

Por Alfredo Iturriaga San José.


Estamos atravesando por uno de los momentos más maravillosos y al mismo tiempo más desafiantes en la historia del universo. Nos encontramos en la transición de un ciclo cósmico hacia otro, aquello que a muchos les gusta llamar “Era de Acuario” y como es de esperarse, los cambios que acontecen en esta transición se expresan en términos de grandes crisis, agitación y confusión en todas las orillas del océano de la existencia humana. Los viejos paradigmas se revelan cada vez con mayor premura como incapaces de dar pautas para el nuevo tiempo y la búsqueda insaciable de referentes que permanezcan vigentes termina por convertirse para la gran mayoría en un laberinto sin salida. Este cuello de botella se agudiza aun más en los últimos años de apogeo del inoperante sistema de grotesca dominación mundial. En este escenario, cobra especial importancia plantearse seriamente el asunto de qué camino debemos transitar para poder atravesar el enorme desafío que tenemos por delante y no quedarnos del otro lado de la orilla cuando culmine el gran salto. Afortunadamente la evolución tiene sus propios planes, con lo cual contamos en estos tiempos con los medios necesarios para poder alinear nuestras vidas acorde a las nuevas propuestas que nos plantea la existencia (aunque eso será tema de un próximo capítulo). Por un lado encontramos el desgastado abanico de opciones impulsadas por el bastión de los mismos actores político-económicos de siempre, cuya apuesta está en el casillero de “business as usual” lo que en términos prácticos significa continuar viviendo en la más plena ignorancia a expensas del sufrimiento de millones de seres alrededor del planeta, ignorando por completo como las condiciones de vida continúan degradándose en todas las esferas a las que tenemos acceso y vanagloriándonos de nuestro enorme y descontrolado egoísmo; mientras que en el otro extremo encontramos un camino invisible y muchísimo más modesto al que me podríamos llamar en palabras sencillas el camino del corazón. A estas alturas del juego no puedo concebir ningún camino de evolución que no pase por trascender el dominio irrestricto de la mente y elevarnos así hacia el centro del corazón, entendiendo que este proceso significa puntualmente ceder el control de nuestras vidas a aquella enorme fuerza que llamamos amor. Atravesar la frontera hacia el nuevo tiempo dependerá exclusivamente de nuestra capacidad de sostenernos en la dimensión del amor ante cualquier circunstancia; de nuestra capacidad de poder entender que la nave que nos trasportará de una orilla a otra no es otra que el estado de plena conciencia al que llamamos cariño. Mientras que la razón crea distancias y las acentúa a través de toda clase de disparatados argumentos, el amor incluye y nos abre las puertas a una realidad muchísimo más grande que es la percepción de la unidad. Esta es la transición de un ciclo cósmico a otro, la llegada de la Era de Acuario expresada en cada uno de nosotros como el desafío de dejarnos escocer por el fuego del amor. Una vez más una clara muestra de la naturaleza fractal de la realidad y del viejo proverbio “como es arriba es abajo”. En conclusión: abrochémonos bien los cinturones en el bote salvavidas del amor para no ahogarnos en medio de la gran tormenta que se ha desatado, utilicemos todos los medios posibles para mantener encendidas las llamas de nuestro corazón mientras se acerca el ojo del huracán y entonemos todos juntos las canciones que invoquen el amanecer durante la noche más oscura.


Termino este mensaje tomándome la libertad de extraer un pequeño fragmento del libro El Profeta de Khalil Gibran:


“Cuando el amor os llame, seguidlo, aunque su camino sea duro y penoso.

Y entregaos a sus alas que os envuelven.

Aunque la espada escondida entre ella os hiera.

Y creed en él cuando os hable.Aunque su voz aplaste vuestros sueños, como hace el viento del norte, el viento que arrasa los jardines.

Por qué así como el amor os corona, así os crucifica.

Así como os crece, así os poda.

Así como os asciende a lo más alto y acaricia vuestras más tiernas ramas, que se estremecen bajo el sol.

Así descenderá hasta vuestras raíces y las sacudirá en un abrazo con la tierra.

Cómo a gavillas de trigo él os une a vosotros mismos.

Os desgarra para desnudarnos.

Os cierne para libraros de los pliegues que cubren vuestra figura.

Os pulveriza hasta volveros blancos.

Os amasa para que lo dócil y lo flexible renazca de vuestra dureza.

Y os asigna luego a su fuego sagrado para que podáis convertiros en sagrado pan para la sagrada fiesta de dios.”


Námaste.


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