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Recibir la mareación y prestar atención

  • Foto del escritor: espiritugaspar
    espiritugaspar
  • 12 abr 2014
  • 6 Min. de lectura

Actualmente estoy a la mitad de una dieta de nueve semanas con el legendario árbol Noiya Rao o Palo Volador.


El maestro shipibo B. de setenta años es, indiscutiblemente, la mayor fuente de conocimiento y entrenamiento sobre este árbol.


Él afirma que ser capaz de recibir y trabajar con su espíritu es todo lo que se necesita para convertirse en curandero. También dice que el árbol es el “camino a la verdad”.


El maestro B. ha tomado ayahuasca desde los cinco años, ya que viene de un largo linaje de curanderos que reconocieron rápidamente su talento especial. Para una cautivante muestra del ícaro del palo volador cantada por el maestro B. grabada por Howard Charing en 2002 pueden hacer click aquí.


Amigos que han estado dietando más tiempo que yo con este árbol – la dieta completa dura 365 días repartidos en varios años, lo que funciona mejor que hacer los 365 días consecutivamente – reportan visiones de ciudades celestiales de gran belleza. La aparición definitiva del árbol es de una intransigente pureza y brillantez, generalmente vista como una luz blanca.


Tengo la buena fortuna de estar con su espíritu durante los últimos nueve días, tiempo en el cual hemos realizado cinco ceremonias. El maestro B. comentó, al final de una ceremonia reciente, que el árbol “no quiere declararse”, no quiere aparecer. Este comentario me interesó bastante ya que valida algo que he estado considerando acerca de los espíritus de los árboles y las plantas que he estado dietando: Que les gusta permanecer escondidos, afirmando así uno de las frases más importantes de Heráclito “La naturaleza ama esconderse”.


Heráclito, conocido como el filósofo oscuro, fue un pensador pre socrático que vivió en el siglo V a.C. antes de que Sócrates, Platón y Aristóteles llevaran el pensamiento occidental hacia el camino dominado por la razón. Muchos ven en su trabajo, que sobrevive en fragmentos, las raíces de una tradición distinta, alternativa y casi mística en la filosofía occidental.


He comentado en otros blogs que a pesar de mis esfuerzos con muchas dietas, en las cuales, para sorpresa de mi mente racional, he sentido la presencia de estos extraordinarios espíritus de las plantas -cada uno con su propio carácter y regalos- luego de terminarlas, los contactos parecen desvanecerse. Ya antes me he preguntado si escribir y hablar sobre ellos les ha llevado a retirarse, estoy seguro de que hacerlo es parte de las causas de esto. Sin embargo, recientemente he empezado a ver, ayudado por la madre Ayahuasca que se desvanecen también porque no les presto suficiente atención. Es como cualquier otro tipo de relación. Obtienes lo que das. Yo mismo me había colocado en un rol pasivo y dependiente, esperando que los espíritus hagan todo el trabajo. A ellos hay que acercárseles con humildad, cuidado y respeto. Incluso hay que cortejarlos para evitar que se escondan.


Para contrarestar esta negligencia de mi parte, he adquirido dos dos especímenes de Bobinsana, dos de Ayahuasca y dos de Chiricsanango, y he plantado algunos de ellos en mi balcón, desde donde puedo verlos. Por supuesto, lo mismo se aplica para los encuentros con la Madre Ayahuasca. En esta última dieta bebimos dos noches consecutivas. Estuve muy cansado la segunda noche. Pensé que durante la ceremonia, mi cansancio me iba a ayudar a rendirme más a la medicina ya que iba a tener menos resistencia pero lo que pasó fue que me faltaba la fuerza para ser capaz de entrar en la mareación. Es un trabajo demandante. He escrito acerca de esta relación recíproca antes, citando el punto de vista de Steven Bayer sobre cómo no podemos entrar al mundo espiritual como turistas y que la entrada y la estadía en este mundo conllevan obligaciones y compromisos. Sonu Shamdasani llega al mismo punto en el libro que co-escribió con James Hillman llamado “Lamento por los muertos”, basado en las conversaciones que sostuvieron luego de la publicación del famoso Libro Rojo de Jung. Él dice (páginas 16-17) en relación a los personajes que aparecieron en la imaginación profunda de Jung durante su largo descenso chamánico: “La imágenes vienen con una carga de responsabilidad. Como decía él (Jung), eran una bendición pero inmediatamente te indican lo que se be ganar o realizar en la vida” No hay viajes gratis en el mundo espiritual. Aunque puede que esto no calce en nuestra cultura occidental consumista, impaciente y hedonista.


Esta actitud de pasividad en relación con la mejora de la salud en particular viene de la forma en que la medicina alopática occidental estimula la dependencia en el médico o el tratamiento. Me impresionó escuchar hace poco la historia de un amigo que al atenderse con médicos de una de las más prestigiosas clínicas especializadas en enfermedades cancerígenas de los Estados Unidos notó que todo el estímulo emocional de sus intervenciones era el crear miedo. Nada como el miedo para inducir a la dependencia.


A la luz de este miedo, el médico de bata blanca altamente entrenado -usualmente varón- o la pastilla o la tecnología, se vuelven el “héroe” en la narrativa de la curación. Como una reflexión personal mi amigo también me contó antes de ver a cualquiera de los médicos ves al consejero financiero, lo que se hace necesario cuando una simple cita cuesta 1600 dólares.


Partiendo de esta pasividad y desde el punto de vista desde el cual las plantas solo otro medicamento para tomar, mucha gente que toma ayahuasca solo quiere echarse o sentarse y dejar que empiece el show. Recuerdo que en un taller, una mujer de Nueva York se quejaba de que no estaba recibiendo visiones y que quería verlo todo en pantalla gigante, panorámica y en tecnicolor, idealmente en tres o más dimensiones o al menos en alta definición.


Digo todo esto para señalar la importancia de una activa atención consciente. Como dijo el brillante neurocientífico e historiador de la cultura Lain McGill en su obra “El maestro y el emisario: El cerebro dividido y la creación de mundo occidental moderno”: a lo que prestamos atención es lo que le da forma a la realidad que llega a nosotros. Esta es una lección fundamental que estoy aprendiendo muy lentamente. Desde hace dos años ya, (aprendo lentamente a pesar de tener una mente rápida) la medicina y particularmente mi dieta con Don Ayahuma, quien me ha tratado de enseñar que aquello a lo que presto atención durante la ceremonia es de vital importancia. Solía pensar que era importante rendirse a la medicina y dejar que nos guíe, todavía lo creo, pero al mismo tiempo puedo ver que debo mejorar mi habilidad para prestar atención a lo que la Madre Ayahuasca quiere revelarme. Ambas: la concentración masculina y la receptividad femenina son necesarias.


He notado que, poco tiempo después de tomar la medicina, mientras llega la mareación, paso por una fase en la que todo lo que imagino parece asumir su propia realidad. Usualmente, en esta etapa, estos pensamientos vienen de un subconsciente personal inferior, algo así como las capas más superficiales del “Ello” freudiano. La realidad producida por estos pensamientos generalmente es extraña, inconsistente e instantáneamente olvidada. Generalmente no obtengo nada de valor de ella.


He estado aprendiendo lentamente a no dar mi atención completa a estos pensamientos. Esto es similar a lo que hace una buena práctica de meditación. Observa los pensamientos porque aparecen inevitablemente (sin embargo preferiría no tenerlos por su naturaleza inservible) pero no te identifiques con ellos. En el trascurso de este largo entrenamiento, se me han dado muchas pruebas. Dándome cuenta luego, al final de la ceremonia, de que las he fallado casi todas al dejarme distraer cuando se me estaba mostrando algo significativo.


Así que la pregunta que la Madre Ayahuasca me hizo hace dos años, cuando pude entrar por completo a este maravilloso y milagroso paisaje chamánico, acerca de qué hago ahí, resurge con una mayor fuerza. Si puedo dirigir mi atención durante la mareación y no ser distraído por el incansable laberinto de los mecanismos de la mente, entonces, ¿hacia qué debería dirigir mi atención?


¿Para qué debería usar la mareación?


Esta pregunta es significativa porque ahora puedo ver con claridad lo que antes se me escapaba en muchos niveles de mi ser, no solo en el nivel intelectual. Que a lo que sea que dirija mi atención es importante y tiene la capacidad de crear bien, mal o de crear siquiera alguna cosa en el mundo.


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