SOBRE EL PODER DE LA INTENCIÓN
- espiritugaspar
- 12 mar 2014
- 3 Min. de lectura
Por: Alfredo Iturriaga
“Tú eres el Centro del mandala"
Terence Mckenna
No quiero extenderme demasiado en este asunto, pero si considero necesario al menos plantearlo, para que tanto tú como yo podamos tenerlo en cuenta en el momento de asumir una actitud frente a nuestras vidas, y sobretodo porque me siento en la imperante necesidad de apresurar ciertos cambios.
La existencia de una "realidad objetiva" exterior e independiente a la mirada de quién la observa, es, en la actualidad, una "verdad" prácticamente incuestionable del dogma racionalista que domina estos tiempos, e incluso constituye uno de los pilares fundamentales de la ciencia. Al mismo tiempo, es parte de todo el embrollo que nos impide despertar y darnos cuenta de la simple y clara verdad que es la percepción de la unidad fundamental detrás de todas las cosas. La premisa básica de esta errónea concepción, es que el mundo tiene una preexistencia a la nuestra, y en consecuencia, que llegamos a él sujetos a ciertas leyes o condiciones rígidas sobre las cuales no nos queda más que adaptarnos o acomodarnos a duras penas.
En estos tiempos de confusión, en que el control de la nave se lo hemos cedido a ese psicópata invisible al que llamamos mercado, esto se agrava aun más, ya que las leyes del mundo pasan a ser confundidas con las leyes del más descarado y agresivo egoísmo, lo cual termina por reducir nuestras vidas al denigrante rol de consumidores; incapaces de cuestionar, ni siquiera, si es que el rumbo de esta nave no nos está llevando hacia algún otro lugar más que a nuestra propia miseria y auto-destrucción. Por otro lado, de acuerdo a lo poco que sabemos de física cuántica y a lo que han manifestado desde siempre los grandes maestros y tradiciones espirituales de todos los tiempos, existe una interdependencia ABSOLUTA entre la realidad y quién la observa, una correlación fundamental según la cual sujeto y objeto están todo el tiempo modulando de forma activa todo aquello que llamamos <mundo exterior>, ese mundo que parece estar degradándose en todos sus aspectos. Este nivel de entendimiento, que no es fruto ni del delirio ni de la especulación, sino consecuencia directa del ascenso de la consciencia de seres que se empeñaron en desarrollar su propio potencial; tiene serias implicancias para nuestras vidas, pues reivindica nuestro lugar en el cosmos ubicándonos en el centro del mándala, al reconocer que no somos otra cosa que los creadores de toda esta maravillosa danza que llamamos cosmos.
El tema de fondo es que desconocemos nuestro potencial creador, y sobretodo, desconocemos los mecanismos a través de los cuales estamos, todo el tiempo, creando la realidad en la que vivimos. El propósito es justamente concentrarnos en este asunto si es que de verdad queremos comenzar a manifestar el paraíso en la tierra -algo que considero nuestro derecho inalienable de nacimiento, al ser cada uno de nosotros gotitas fractales de ese gran e inconmensurable océano de amor al que me gusta llamar Gran Misterio-.
Es en este contexto que cobra especial importancia hablar de la intensión y su inmenso poder para materializar nuestras visiones y sueños más profundos. La intensión es una energía. Una de las tantas energías a través de las cuales estamos todo el tiempo modulando la realidad en la que vivimos. Es al mismo tiempo, hasta dónde he llegado a entender, la energía más elevada en la jerarquía de mecanismos a través de los cuales expresamos nuestro potencial creador. Por debajo de esta energía, se encuentran nuestros deseos, nuestros miedos, y nuestras expectativas, niveles de energía que en la actualidad han cobrado mucha más preponderancia producto de toda la estructura de inmensa inconsciencia sobra la cual está constituido el sistema dominante. Es por esta dinámica energética que gran parte del trabajo evolutivo consiste en ir desprogramando nuestra mente de todos los condicionamientos que tenemos instalados para ir gradualmente equilibrando la perturbación en la escala de diferentes jerarquías energéticas e ir, en este ascenso, canalizando nuestro potencial creador exclusivamente en la cúspide de esta pirámide que es la intención. Estoy convencido de que tenemos el potencial de crear la clase de mundo en la que quisiéramos vivir, el secreto comienza por observar de forma muy cuidadosa qué energías están funcionando a cada momento en nuestra vida diaria: ¿se trata de nuestra intensión?, ¿Se trata de nuestros temores?, o ¿acaso se trata de nuestros deseos? Con el simple hecho de estar vigilantes ya dimos el primer paso para ir manejando mejor la dinámica de estos mecanismos y comenzar a tomar el control de nuestras propias circunstancias. Así mismo, resulta fundamental tomarse el tiempo necesario para obtener la visión más clara y explícita posible de cuales son nuestros sueños más profundos, ya que solo teniendo una imagen casi fotográfica de los mismos es que nuestra energía de la intensión estará en capacidad de manifestar esas visiones en la mal llamada <realidad>.
Imagen: Pintando - Alex Gray
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